EL JURAMENTO DE ANÍBAL

El Juramento de Aníbal, tapíz en la Catedral de Zamora, España

— Es fuerte, ¿verdad?
— Sí, amo ¡y también intrépido! No tiene miedo de las serpientes, ni de los truenos, ni de los fantasmas. Corre con los pies descalzos, como un pastor, por el borde de los precipicios.
—¡Cuentame, cuéntame!
— Inventa trampas para las fieras. La otra luna, ¿lo creéras?, sorprendió a un águila; ésta lo arrastraba, y las sangres del ave y del niño se esparcían en el aire en grandes gotas, como rosas impulsadas por el viento. El animal, furioso, lo envolvía con su batir de alas; él la estrechaba contra su pecho y a medida que el ave agonizaba sus risas aumentaban, sonoras y orgullosas como choques de espadas. Amílcar bajaba la cabeza, deslumbrado por estos presagios de grandeza (1).

Uno de los episodios mas conocidos de la historia de Aníbal es el juramento que realizó cuando aún era un niño y contra Roma a su padre Amílcar, y lo hacía antes de partir con él a la conquista de los territorios de España. La promesa, realizada en el ara de sacrificios, ante sus dioses, con las manos impregnadas con la grasa y sangre de los animales sacrificados, marcó su destino y hubiera variado nuestro presente si los Cartagineses, y no los Romanos, hubieran salido victoriosos en las guerras púnicas, porque hay que tener en cuenta que una gran parte de europa ha crecido y desarrollado bajo la influencia del imperio romano, con su cultura, edificios e idioma. Este episodio lo describen distintos historiadores, pero es Polibio y en especial Tito Livio, los que lo hacen con mas detalles para permitirnos llegar a conocer como y por qué se llega a conocer el suceso, narrado por el propio Aníbal al rey Antioco III el Grande.

  1. Salambó, Gustave Flaubert, Montesinos, 2002, pág. 107.

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Imagen de John Leech. Aníbal jura odio a los romanos, en The Comic History of Rome

"Juro que perseguiré a los romanos por tierra, por mar, a sangre y a fuego. Y no habrá dioses, ni pactos, ni escarpadas montañas que impidan cumplir mis propósitos" Púnica, Libro I, 110. Silio Itálico

CARRERA POLÍTICA DE ANÍBAL

Tras la segunda guerra púnica, donde acaba siendo derrotada Cártago frente a Roma, Aníbal toma la carrera política en su país al ser nombrado Sufete, cargo que entre otras funciones se encargaba de las cuentas del estado. Cornelio Nepote refiere que su actuación política fue espléndida al llevarla a cabo con la misma efectividad con la que llevó la guerra contra Roma (1). Según Tito Livio la situación económica del estado era pésima, debido principalmente al elevado tributo que tenían que pagar anualmente a Roma tras la guerra y que en ocasiones no podían cumplir, pero también a una mala gestión de los recursos económicos que Cártago era capaz de recaudar. Aníbal realizó un estudio económico a fondo y descubrió que dichos recursos se malgastaban por negligencia y por corrupción, al ser repartidos en gran parte entre "principales y magistrados". Notificó a la asamblea que para sanear las cuentas se podía pagar sin problemas y con regularidad el tributo de guerra a Roma sin ser necesario imponer nuevos impuestos a los ciudadanos. Las medidas que adoptó fueron muy bien recibidas por el interés común, pero no así por todos aquellos que "habían engordado a costa de los fondos públicos", y que irritados comenzaron a instigar contra Aníbal consiguiendo que una delegación romana acudiera ante el senado cartaginés para acusarlo de estar tramando de nuevo la rebelión contra Roma. Ante el peligro, Aníbal abandona Africa, exiliándose de su patria y refugiándose en la corte de Antíoco III (2).

Los etolios, uno de los enemigos mas encarnizados de Roma, incitaban a los reyes de su entorno a una guerra contra ella enviando embajadores a Nabis (Lacedemonia), Nicandro (Macedonia)y Antioco III (Seleucida). Exponían ante los monarcas lo ventajoso que resultaría participar en el conflicto bélico, así como el poco riesgo que conllevaba, y mas teniendo en cuenta que ahora podían contar con la colaboración de Aníbal "enemigo nato de los romanos, que les había matado más generales y soldados que los que les quedaba". Roma, por su parte, para prever y tomar las medidas necesarias, envió a estas naciones una delegación representada por los diputados romanos Publio Sulpicio y Publio Vilio. En Éfeso, antes del encuentro con Antioco, Publio Vilio, supo de la presencia de Aníbal, y consiguió entrevistarse con él en varias ocasiones (3). Tanto Livio, como Nepote y Polibio, coinciden en que estas entrevistas, aparte de intentar averiguar las intenciones de Aníbal, estaban destinadas sobre todo a infundir recelos y sospechas en Antioco para romper los lazos que los unían.

"Habiendo llegado a él legados romanos con la intención de averiguar sus propósitos y lograr que, mediante secretas conversaciones Antíoco sospechase de Aníbal, cual si ellos lo hubieran sobornado, logrando que cambiara de opinión, consiguieron lo que pretendían." Cornelio Nepote, Vidas, Aníbal, 2, 2.

"Los embajadores, al ver que Antíoco se inclinaba a favor de los etolios y que pensaban declarar la guerra a los romanos, trataron con suma deferencia a Aníbal, con la intención de infundir sospechas a Antícoco, lo que terminó por suceder." Polibio, Historias, III, 11, 1-3.

"Es cierto que con aquellas entrevistas no se logró ningún otro resultado, pero si tuvieron una consecuencia lógica que parecía buscada de intento: debido a ellas Aníbal perdió ascendiente ante el rey, inspirando menos confianza en todos los sentidos". Tito Livio, Historia de Roma XXXV, 14, 4. (4)

  1. Cornelio Nepote, Vidas, Aníbal, 7, 5.
  2. Tito Liviio, Historia de Roma, XXXIII, 46-49.
  3. Ibid, XXXV, 12-13.
  4. Las tres citas obtenidas de la Biblioteca Clásica Gredos, 1982.

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El Juramento de Aníbal, de Johann Heinrich Schonfeldt

ENTREVISTA DE ANÍBAL Y ESCIPIÓN

Una de las entrevistas efectuadas en Éfeso las recoge Tito Livio, basándose en unos libros griegos de un tal Acilio, que narra la conversación que mantuvieron Aníbal con el general romano que lo derrotó en la segunda guerra púnica, Publio Africano, más conocido como Escipión el Africano, que formaba parte de la embajada romana.

— Dime Aníbal, ¿quién ha sido en tu opinión el general más grande?
— Alejandro Magno, rey de los macedonios, porque con un puñado de hombres derrotó a ejércitos muy numerosos y recorrió regiones lejanas a las que el hombre no creía poder llegar.
— ¿Y a quién pondrías en segundo lugar?
— A Pirro, ya que fue el primero que enseñó el arte de emplazar campamentos, porque nadie lo superaba en la elección del terreno y organizar defensas, y además demostró maestría para que los ciudadanos de Italia prefirieran ser gobernados por un rey extranjero antes que por uno romano.
— ¿Y el tercero?
— Yo mismo.
Escipión rompió a reir y comentó:
— ¿Y qué dirías si me hubieras vencido?
— En ese caso, me pondría delante de Alejandro y de Pirro (1).

  1. Tito Liviio, Historia de Roma, XXXV, 14, 5-12.

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Juramento en el film "Aníbal el Peor Enemigo de Roma", de BBC

"Siendo todavía un niño, fue requerido por su padre para que jurara ante el fuego del altar que había de ser enemigo implacable de los romanos" Apiano, Historia de Roma, Sobre Iberia, 9.

EL JURAMENTO

Tal como hemos mencionado, la argucia de los romanos tuvo el fruto esperado y Antioco, recelando de Aníbal, no contaba con él para las reuniones que mantenía en el consejo. Aníbal, humillado, y no entendiendo la actitud tomada por el rey, se lo tomó con resignación, pero como la situación se prolongaba decidió preguntarle sin rodeos el motivo del enfado y distanciamiento. Tras escuchar la respuesta narró lo siguiente:

"Siendo yo muy niño aún, Antíoco, cuando mi padre Amílcar estaba ofreciendo un sacrificio me acercó al altar y me hizo jurar que jamás sería amigo del pueblo romano. Bajo este juramento combatí durante treinta y seis años; este juramento me trajo hasta tu corte desterrado de mi patria; con él como guía, si tú defraudas mis esperanzas iré allí donde sepa que hay fuerzas, que hay armas, buscando algún enemigo de Roma por el universo entero. Por tanto, si algunos de los tuyos les gusta hacer méritos ante ti con acusaciones contra mí, que busquen otro medio de medrar a mis expensas. Odio a los romanos y soy odiado por ellos. Mi padre Amílcar y los dioses son testigos de que digo la verdad. Por consiguiente, cuando pienses en una guerra contra Roma, cuenta con Aníbal entre tus amigos más cercanos; si alguna circunstancia te impulsa hacia la paz, busca a otro con quien discutir ese proyecto" (1).

Tal narración causó gran efecto en Antíoco, de tal manera, que no solo hizo reconciliarse de inmediato con Aníbal, sino que también se disiparon las dudas del enfrentamiento contra Roma, tomando la idea de declararles la guerra (2).

  1. Tito Liviio, Historia de Roma, XXXV, 19, 3-7.
  2. Ibid.

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BIBLIOGRAFÍA

    El Juramento de Anibal en los Textos Clásicos:
  • CORNELIO NEPOTE, Vidas, Aníbal, 2, 3.
  • POLIBIO, Historias, Libro III, 11, 5.
  • TITO LIVIO, Historia de Roma, Libro IV, 1, 4.
  • TITO LIVIO, Historia de Roma, Libro XXI, 1, 4.
  • TITO LIVIO, Historia de Roma, Libro XXXV, 19, 3.
  • APIANO, Historia de Roma, Guerra de Anibal, 3.
  • APIANO, Historia de Roma, Sobre Iberia, 9.
  • SILIO ITÁLICO, La Guerra Púnica, Libro I, 110.

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Fecha creación: 16/01/17 - Última modificación: 20/08/19

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