PERSONALIDAD DE ANÍBAL

Busto de Aníbal.

Según Tito Livio. Anibal militó durante tres años bajo las ordenes de su cuñado Asdrúbal. Se parecía enormemente a su padre, y no solo físicamente, ya que su mirada transmitía la misma fuerza, y su rostro formaba las mismas expresiones, tanto, que los soldados veteranos creían que había vuelto el Amilcar joven, pero rápidamente el parecido con su padre dejó de tener importancia, y se ganó el afecto y respeto de todos, cuando comprobaron que nada podía doblegar su moral, y que su cuerpo era infatigable, enfrentándolo con el mismo aguante al frió y al calor. No buscaba placer en las comidas, era moderado con la bebida y para el descanso no empleaba silenciosas estancias ni cómodos lechos, viéndose muy a menudo durmiendo en el suelo y tapado solamente con su capa militar.

Antes de ponerse al mando del ejército cartagines, demostró que era tan bueno cuando mandaba tropas que cuando tenía que obedecer, por ello, en misiones que precisaban de gran esfuerzo y valor, era elegido antes que cualquier general. Los soldados a su mando se mostraban mas confiados e intrépidos que con cualquier otro mando, porque aún siendo el mas audaz ante el peligro, también podría ser, si la situación lo requería, el mas prudente. Dos guerreros en uno, ya que destacaba entre todos los jinetes y como el mejor soldado de infantería. El primero en marchar hacia el enemigo y el último en abandonar la batalla. Más todas estas virtudes se veían ensombrecidas por enormes defectos. Sin miramientos religiosos no temía a los dioses, era cruel, mentiroso, indecente, y no respetaba lo jurado (Historia de Roma desde su Fundación, Libro XXI, 4).

Anteriormente he comentado que debido a la derrota de Cártago, los escritos que han llegado hasta nuestros días son de autores proromanos, o sea, simpatizantes de Roma. Ante los últimos rasgos negativos que Tito proporciona al final del anterior párrafo expongo un fragmento de la obra "Yo Aníbal", de Juan Eslava Galán para que se aprecie los distintos matices que puede tener la historia:

"... Roma mostró la medida de su perfidia: vulnerando vergonzosamente los términos del armisticio, nos arrebató Córcega y Cerdeña y aumentó arbitrariamente la indemnización de guerra en otros mil doscientos talentos de plata. Cártago tuvo que aceptar este nuevo atropello ante la amenaza de ver invadido su territorio... resultaba impensable que un Senado que se proclamaba erigido entre los más honorables e ilustres ciudadanos de Roma, pudiera tergiversar tan desvergonzadamente los términos de un acuerdo... como a menudo nos recordaba Amílcar, los romanos nunca se han caracterizado por acomodar sus conductas a lo que es honorable, sino tan sólo a lo provechoso." Yo Aníbal, de Juan Eslava Galán, Planeta, 1989.

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Retrato de Aníbal. Moneda Dishekel Hispano-Cataginés.

Le creían excesivamente cruel y otros muy avaricioso, pero es difícil conocer la verdad..." Polibio, Historias, IX, 22-23

Según Polibio. Se dice que la verdadera personalidad de una persona aparece cuando alcanza autoridad o en situaciones muy adversas, pero en realidad, casi siempre estamos obligados a actuar contra nuestros propios deseos debido a la influencia de los conocidos y del propio entorno. A Anibal le creían excesivamente cruel y otros muy avaricioso, pero es difícil conocer la verdad en hombres que como él se dediquen a asuntos públicos. Lo evidencia multitud de hechos históricos donde se muestran a reyes y generales forzados por las circunstancias a actuar de manera distinta a su manera de ser. Tenemos a Agatocles, tirano de Sicilia, que para asegurar su imperio fue un verdadero salvaje, pero una vez en el poder fue el hombre mas dócil y cariñoso. O Cleómenes de Esparta, que siendo el ciudadano mas cortes y generoso, se convirtió en un tirano cuando alcanzó la realeza. El caso de Anibal es el mismo, ya que tuvo que enfrentarse a situaciones extremas, pero aún así pudo evitar ciertas barbaridades. Mientras se realizaban los preparativos para marchar hacia Roma se exponían en el consejo las dificultades de avituallamiento de las tropas en tan enorme trayecto, aumentadas por la belicosidad de los bárbaros que hallaran. Uno de los consejeros expuso la idea de acostumbrar a los soldados a comer carne humana. Aunque la idea era razonadamente eficaz, Anibal no participó en su apoyo y fue rechazada (IX, 22-23).

Trató con generosidad a sus subditos. Anticipó parte del sueldo a los soldados y prometió aumentarlo, alentando a las tropas y ganando popularidad. A causa de su juventud y del éxito en sus empresas le embargaba un ardor guerrero (III, 13, 8). Calculador, prudente y experto (III, 33, 8), desarrolló su estrategia con un alto sentido práctico, averiguando la fertilidad del país que iba a invadir así como el odio que sentían hacia Roma, aliándose con jefes con las mismas ambiciones, y sirviéndose de guías nativos, pudo cruzar los trayectos mas dificultosos (III, 48, 10-11).

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"Aterraba verlo con su caballo desbocado atravesando tormentas de copiosas lluvias plagadas de relámpagos y numerosos rayos lanzados por Zeus". Púnica, Libro I, 250.

Según Silio Itálico. Era el primero en afrontar el trabajo más duro, en emprender la marcha y en poner manos a la obra cuando había que construir a toda prisa una empalizada. Prefería pasar la noche haciendo guardia porque rechazaba el sueño, y cuando éste llegaba lo recibía tumbado en el suelo, distinguiéndose de los soldados solo por su manto. Soportaba magníficamente la peor de las tempestades o lluvias malsanas, provocando estremecimiento verlo atravesar con su caballo desbocado poderosas tormentas plagadas de rayos, relámpagos y vientos intensos. Le gustaba atravesar a nado ríos desconocidos de corrientes peligrosas y que lo reconocieran por su brazo mortífero. En los feroces combates dejaba a su paso un enorme reguero de sangre y era el primero en encaramarse en el baluarte de una ciudad recién tomada. Desafiante frente al destino infringía acuerdos de paz con el único propósito de llevar a Roma a la guerra y desde el extremo del mundo avanzar hasta ocupar el mismo Capitolio.

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... Aníbal paseaba de un extremo al otro del barco, dando vueltas sobre la misma ruta trazada, volviendo sobre sus pasos una y otra vez... —No parece un león enjaulado, es un león enjaulado lo que llevamos en este barco... y lo vamos a soltar en Iberia. Sólo los dioses saben qué pasará a partir de ese momento". Africanus el Hijo del Cónsul, Santiago Posteguillo, Ediciones B, S.A 2008.

Según Cornelio Nepote. Anibal marchó junto a su padre Amílcar Barca hacia España, y éste le hizo jurar ante los dioses, que jamás firmaría una paz con Roma, guardando odio hacia los romanos hasta el día de su muerte. Buscaba tiempo para dedicar al cultivo de las letras y el conocimiento de la lengua griega, incluso dedicándose a importantes guerras. Sobresalió por encima de cualquier otro general en talento militar, astucia y valor, habiendo vencido definitivamente a Roma si no hubiera existido la envidia de muchos de sus conciudadanos (Vidas, Libro XXIII, Anibal).

Nota: Basado en los textos clásicos.

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Fecha creación: 10/01/17 - Última modificación: 09/09/19

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